HANS STOLL
El devenir-mundo de la imagen. Sobre las esculturas fotográficas de Hans Stoll
01. La fotografía más antigua de la que tenemos registro es una fotografía de arquitectura: Vista desde la ventana en Le Gras, tomada por Joseph Nicéphore Niépce en 1827 en su propia casa, situada en Saint-Loup-de-Varennes (Bourgogne, Francia). Su importancia no radica simplemente en el hecho de ser considerada la primera imagen técnica, sino en que condensa aspectos que dan cuenta de la nueva organización de la realidad que se gestó durante el siglo XIX: la tecnificación de las actividades sociales, la sistematización del conocimiento y la urbanización del mundo. En este contexto, el dispositivo fotográfico se posicionó como el medio más apropiado para retratar el desarrollo de la naciente sociedad industrial y burguesa. Por ello, desde sus primeros años, una de sus tareas fundamentales fue el registro de los procesos de transformación urbana: el trabajo de Édouard Baldus para la pionera Misión heliográfica de 1851, la gigantesca documentación de París realizada por Eugène Atget, las tipologías de Bernd y Hilla Becher, las imponentes imágenes de Hong Kong creadas por Michael Wolf e, incluso, los vanguardistas proyectos de Gordon Matta-Clark son testimonios remarcables de las exquisitas relaciones que la imagen fotográfica ha tejido con la arquitectura en 200 años de complicidad.
02. El fotógrafo Hans Stoll pertenece a esta tradición. Su interés por la arquitectura como tema privilegiado de representación proviene de una relación muy personal con el entorno urbano, pero, especialmente, de una obsesión por la forma. No es anecdótico, en este sentido, que Stoll haya pasado los primeros años de su vida en la Residencial San Felipe, emblema de la arquitectura moderna en el Perú. Por ello, una consideración panorámica de sus diversos proyectos –no solo de aquellos que abordan la arquitectura– muestra que su mirada se desarrolla en un espacio de pensamiento y de creación modernista. Dicha pertenencia se hace evidente en diversos aspectos formales de sus fotografías como, por ejemplo, la preeminencia del blanco y negro. Sin embargo, la estrategia fundamental de sus proyectos, especialmente de aquellos ligados a la ciudad, es la abstracción. Pero no la abstracción entendida como ausencia de figura en la representación, sino más bien como proceso de análisis de la figura. Así, el método de abstracción le permite aislar las líneas, los planos y los volúmenes, destacar las texturas y diferenciar los tonos, separar las figuras del fondo, en fin, deconstruir la imagen con el objetivo de dotar a sus elementos compositivos de la autonomía plástica que no son capaces de expresar mientras están sometidos a la tiranía de la imagen como totalidad significante. No obstante, si en los proyectos de Stoll la abstracción opera como estrategia de deconstrucción, el collage, las tipologías, el compositing, el kirigami o el modelado en resina, son algunas de las técnicas constructivas que le permiten ubicar sus imágenes más allá de la mimesis (copia). Por ello, su trabajo con la forma no es meramente formalista; opera, más bien, como un medio para alejarse de la imagen como doble-del-mundo, es decir, del tipo de fotografía en el que prima el contenido de la representación, y su valor referencial y significante. Gracias a ello, las imágenes construidas por Stoll dejan de estar subordinadas a un referente externo y se convierten en signos autónomos: son presencias sensibles que, a través de una particular forma de organizar la materia, nos ofrecen ocasiones para el pensamiento. En tal sentido, sus fotografías tienen tanto pretensiones estéticas como conceptuales.
03. En su último proyecto, titulado Expansión, Stoll lleva al extremo las investigaciones que ha venido realizando hace algún tiempo en torno a las relaciones entre imagen y objeto, entre plano y volumen, entre bidimensionalidad y tridimensionalidad, entre representación y presencia, en fin, entre fotografía y arquitectura. En sus anteriores series –NY, Tipologías, Corte Urbano, Arquitecturas, Hipertélico Urbano– Stoll se apropiaba de la ciudad desterritorializando la materialidad del hecho arquitectónico en la superficialidad del hecho fotográfico. Contribuía, así, al devenir-imagen del mundo. En Expansión asistimos a una deriva que lo lleva a explorar un nuevo espacio de experimentación: mientras que la realidad arquitectónica –edificaciones de Oscar Niemeyer y de Alfonso Eduardo Reidy, por ejemplo– continúa fluyendo hacia el modo de ser visual de la representación fotográfica, esta comienza a reterritorializarse en el modo de ser objetual de la presencia escultórica. Así, en Expansión el dispositivo fotográfico opera como un agente de simbiosis que activa un doble devenir que permite que el objeto devenga imagen en el mismo proceso en el que la imagen deviene objeto. La propuesta de Stoll resulta de gran pertinencia actualmente en que nuestra relación con la realidad está mediatizada por imágenes virtuales, desmaterializadas, pues nos ofrece la posibilidad de experimentar la dimensión corporal de la ciudad transmutada gracias a sus esculturas fotográficas. En tal sentido, Expansión propicia un devenir-mundo de la imagen.
Alejandro León Cannock
Arles, noviembre de 2020
Hasta el 30.01.21